Cada cierre de año me apetece
escribir dando las gracias por lo vivido y aprendido. Sin embargo, esté año por
motivos personales dude en hacerlo. En un momento de reflexión y un tanto inmersa
en mí, decidí que el año lo ameritaba, así que bueno, aquí voy…
Sé que la vida de un momento a
otro cambio y como todo, nosotros también cambiamos junto con ella. Esa no fue
la excepción ni para ti que me lees, ni para mí que escribo. A todos nos llegó
la tan inesperada “hora del cambio”. Iniciamos el año pensando, actuando,
creyendo y viviendo de una manera completamente diferente a como sé, estamos
realizando nuestro cierre de año. Nos vimos forzados a enfrentarnos a nosotros
mismos, a aquello que ignorábamos día con día con el pretexto de las
ocupaciones que abordaban nuestros días y fue así que nos tocó conocernos.
Tuvimos que enfrentarnos a cada
uno de nuestros miedos, angustias, ansiedades, tristezas, melancolías, frustraciones,
anhelos, creencias, insomnios, caídas, llantos, risas, locuras, cambios…. Hasta
poder reconocer cada una de nuestras caras, de nuestras altas y bajas, de lo que
no termina de gustarnos y fue así, que no quedó de otra más que abrazar todo
eso y hacernos responsables de nosotros mismos como hacía tiempo que no lo hacíamos.
El 2020 trajo consigo no solo
cambios en el mundo, sino que trajo cambios para cada uno a nivel personal.
Todos contamos con el mismo número de días a la semana, el mismo número de días
por mes y por año y así mismo, todos contamos con el mismo número de horas por
día. El cómo aprovechamos ese tiempo, hace la diferencia entre una persona y
otra. Este año la vida no se acomodo a nosotros, ni a nuestros tiempos, ni a nuestras
formas. Si no, que nosotros nos tuvimos que acomodar a ella. Si hace un año me
hubiesen platicado que el siguiente año un virus llegaría a cambiar cada cosa
que conocíamos, seguramente los hubiera tachado de locos. Sin embargo, no todo
ha sido malo. El tiempo de calidad llego a nosotros como el mejor regalo.
Pudimos estar en contacto con nosotros mismos y conocernos mejor en tiempos difíciles,
comprendimos que esta bien, no estar bien, aceptarlo y afrontarlo. Pudimos
mantener conversaciones internas, algunas buenas y otras no tan tanto. En el
mejor de los casos, acudimos a la meditación y de esta manera supimos interiorizar
y navegar hacia nuestros adentros. Valoramos más la oración y conectarnos con
aquello que nos trae paz interior. Batallamos con nuestros propios monstros,
los miramos a la cara y les propusimos que, si lograban llevarse bien con
nosotros, podrían lograr grandes cosas juntos.
Así mismo, nos permitimos conocer
más a las personas que viven bajo el mismo techo que nosotros y no que antes
las desconocieras, me refiero que por las mismas ocupaciones que acaparaban
nuestros días, probablemente desconocías aspectos de las personas a las que
saludabas a la hora de llegar a casa después de un día ajetreado de trabajo, escuela
o cualquier otra ocupación que tuvieras. Valoraste el tiempo con ellos, en algunas
ocasiones extrañaste el tiempo a solas y si estabas a solas, estoy segura que
en más de una ocasión extrañaste el contacto con tus seres amados.
Este año nos enseñó el valor del
reencuentro, el valor del contacto humano. El valor de apreciar a las personas
que nos rodean, pues desgraciadamente el 2020 se llevo consigo a varios ángeles
de su mano. Aquí me gustaría hacer hincapié, en que es verdad que la vida pasa,
que todo cambia, que hoy estas y mañana quién sabe. No te guardes para ti los “te
quiero”, no conserves en tu interior los “te amo”, no olvides dar las gracias, olvídate
del ego y pide disculpas y discúlpate a ti mismo. No dejes para mañana lo que
puedes hacer hoy. No pospongas las cosas, no está mal aceptar que te
equivocaste en algo, esta mal que no lo afrontes y te hagas cargo. Recuérdales
a las personas lo importante que son para ti, olvídate de la pena, quizá esta
sea tu única vida. Anímate hacer estoy y aquello. Toma agua y permítete uno que
otro gusto, esta bien. Has cartas con tu puño y letra, manda correos y mensajes
a las personas que quieres. Visita más a tus amigos, enamórate y cuida de ti, permítete
enamorarte de alguien más. Dedica canciones, películas, amaneceres y
atardeceres. Reconcíliate con ese amigo/a, has las pases contigo. Trabaja mucho
y esfuérzate en cada cosa que hagas, como también date el tiempo de tomar un
descanso, recuerda, todo se trata del balance. De vez en cuando sal a caminar
sin tener rumbo fijo, te sorprenderás los lugares a los que puedes llegar, toma
fotos y videos, créeme, de las únicas fotos que te vas arrepentir, son de
aquellas que no tomaste. Has ejercicio, aprecia más el cielo, goza de cada
estación, de los tiempos caluros, templados, lluviosos, fríos y nevados. Escucha
más música de todos los géneros, de verdad, te sorprenderás lo que ocasionan en
ti. Ve más películas, las clásicas, las raras, las de moda, las románticas, las
de miedo, las de comedia. Lee más, no importa el género, no pares de leer.
Escribe, escribe lo que te preocupa, lo que amas, lo que extrañas, incluso, maldice,
pero no te olvides de bendecir. Realiza caminatas con tu mascota, sal de paseo
con tus amigos y/o pareja, ten tiempo de calidad con tu familia y anímate hacer
cosas tu solo. La vida es muy corta y como puedes ver, en cualquier momento
cambia lo que crees conocer.
Sé que este 2020 no fue lo que
esperabas, quizás fue un año complicado y de grandes retos, quizás no, quizá con
todo y su rareza, fue tu mejor año. Como haya sido, se que te llevas grandes
aprendizajes contigo. En un año donde todo cambio, hasta aquello que creías conocer,
permítete a ti también evolucionar, no te estanques en lo que fue, en lo que no
pudo ser, en lo que probablemente será. Bendice lo que es, lo que fue, lo que
no fue y lo que probablemente será. Todo pasa, lo bueno y lo malo así que ten confianza
en que todo mejora y mejorará. Todo estará bien, cremé. El mejor regalo que
tienes es hoy, y si te olvidas de apreciar cada detalle que acontezca en tu único
presente que conocerás, te estarás perdiendo de lo maravillosa que es la vida.
Quizás nos perdimos de la
primavera y sus variedades de flores, de las jacarandas y los árboles, pero no
importa, porque dentro de todo, la primavera se quedo dentro de cada uno de
nosotros con todo lo aprendido.
Lo único que me queda por decir
es, GRACIAS.
Agradezco el techo y cada rinconcito
de mi casa que me vio en mis mejores y en mis peores. Gracias a la comida y las
manos que lo prepararon ya que gracias a eso nunca falto en mi mesa. Gracias a las
personas maravillosas con quién pude compartir cada comida y cada día. Gracias
a las personas que estuvieron cerca estando tan lejos, por el amor y el compromiso
de no dejarme sentir sola en días tan complicados. Gracias a los buenos libros,
las buenas series, los nuevos idiomas y culturas que sigo aprendiendo día con
día. Gracias a la meditación y reflexión. Gracias a la ayuda de un profesional.
Gracias a la comida y a las buenas siestas. Gracias al deporte que tantas veces
me salvo de tantas crisis. Gracias a los momentos de ocio y a cada uno de los
deberes. Gracias por que al fin terminé mi carrera, por compartirla con mis
abuelos, mi familia y personas tan queridas por mí. Gracias a los días malos, a
los días buenos. Gracias a la salud de mi familia y la propia. Gracias por los
recuentros. Gracias por los amigos/as. Gracias a las nuevas oportunidades que
se me están dando. Gracias por este año, porque dentro de su rareza se esconde su
belleza. Gracias 2020, me enseñaste tantas cosas y a pesar de que de alguna
forma me siento diferente en mi persona, te doy las gracias. Gracias por las
personas que estuvieron en este año tan diferente, fueron ángeles guardianes
para mi y estoy infinitamente agradecida por ello.
Bendigo y decreto que el 2021
será el año de poner en práctica todo lo aprendido en el 2020, a ser más consientes,
más humanos, más empáticos y menos ególatras. Deseo para ti que me lees, que te
encuentres y que encuentres el hogar y paz que necesitas en ti mismo, para que
solo así puedas ofrecer eso mismo a las personas que te acompañan en esté camino
tan maravilloso llamado vida.
Con amor y gratitud, una amiga.