jueves, 23 de abril de 2015

🌼Que sigue después.


Mi vida sin ti, no es completamente feliz, sin embargo tampoco es completamente triste.
En ratos me rio y me rio como loca. Me rio de bromas absurdas, me rio de la risa de la demás gente, incluso me he reído hasta de mi misma.
Sin embargo, cabe mencionar que hasta que no ocurrió algo verdaderamente gracioso, me volví a reír. No fue así, como que de un día para otro recuperara la tonada de la risa.
Es difícil recuperar tantos años en tan solo un mes. Digo no es tan sencillo como el tomar una tase de café o salirse de una larga ducha. No. Es algo más profundo, algo que sigue en el alma y que esta propensa a caer nuevamente. Por supuesto que no es nada fácil y tampoco digo que lo vaya hacer.
¿Qué si la vida sigue? Pero por supuesto que sigue. Pero no igual.
La tristeza te invade en ratos tangibles y susceptibles. Puede invadirte incluso en el momento más feliz. Y no porque te guste estar triste ni mucho menos, esto simplemente pasa.
Te invade el recuerdo y te invade las ansias de saber “Que hubiera sido de ese momento tan feliz, si aquella persona hubiera estado presenciando el mismo momento que tu” Siempre queda la espinita, aunque muchos luchen por negarlo y no admitirlo.
Y no digo, claro, que esto te vaya a pasar todo el tiempo, pero vaya que te va a suceder cuando menos lo esperes, sobretodo en esos momentos en los que crees creer que ya no está ahí.
“Ni de amores se muere ni de recuerdos se vive” ¡Falso!
Completamente falso. Es cierto que de amor no te vas a morir. Si, en eso coincido.  Pero vaya que te hace sentir que mueres a fuego lento, despacio y silencioso. Tan sigiloso que la mayor parte no se da cuenta que tu alma en cierto modo está muerta.  Y que de recuerdos ¿No se vive? Alguien que me diga por favor ¡¿Quién invento esta frase!? ¿Quién caray? Seguramente alguien que no ha nacido, que en teoría es imposible.
¿De qué sirve vivir tantas cosas, si al final de cuentas algún día lo querrías borrar de tu memoria? De nada. El recuerdo es lo más humano que vaya la redundancia. El ser humano conserva.
El recuerdo nos regresa a la vida, nos regresa incluso al momento más feliz hasta el más triste que hemos pasado. ¿Qué no se ha inventado la máquina del tiempo? ¡Falso! ¡Qué gran mentira!
La máquina del tiempo la poseemos en alguna parte de nuestro propio cerebro. Así que sí. De recuerdos si se vive y de qué manera ¡vaya!
Cabe destacar que sí. Efectivamente de recuerdos si se vive, sin olvidar que el presente es lo más valioso que tenemos y que hay que seguir adelante, sin aprisionarnos en lo ya vivido anteriormente.
Quizás a esto se refiera la frase “Ni de recuerdos se vive” Al no aprisionarte en lo pasado, cuando tienes tanto por seguir recorriendo. (Aun cuando se es viejo) Pues nunca acabaremos de aprender nuevas cosas sobre la vida, tan malas como buenas.
No digo que el amor sea malo. Al contrario. El amor es el sentimiento más puro que el ser humano experimentara en la vida y que jamás en la vida se encontrara un sentimiento o algo que se le pueda asemejar.
Si te pones a pensarlo bien el amor lo es todo. La tristeza es amor, la alegría es amor, la furia incluso es amor. Todo va de la mano del amor.
Así que, no porque tengamos el corazón ‘’Literalmente hablando’’ partido por la mitad. Significa que dejemos de creer en él. Al menos yo no lo hago. Creo en él y de qué manera.
Creo en él, porque  a lo largo de mi corta vida, me ha enseñado a ser feliz. A ser fuerte. A ser valiente y muchas veces estúpida. Me ha enseñado a compartir. A luchar. A confiar y porque no, a no confiar.  Y aunque no muchos valoren este punto. Me ha enseñado a sufrir, a caerme y a golpearme de golpe. Y algunos dirán ¿Enseñarte a sufrir? ¿A caerte? Que ilógico, eso no se aprende. Pero claro que se aprende.
Cuando uno se equivoca, estas aprendiendo aun cuando te caes en seco y a lo estúpido. Aunque no lo creas.
 Al caerte aprendes tres cosas fundamentales.
La primera: Que se siente caer.
La segunda: Que sentiste al caer.
La tercera: Reflexionas sobre que estúpido fue meter el pie al pozo.
Estas tres cosas fundamentales a lo largo de la vida, sin quererlo. Te ayudan.
Te ayudan en varios aspectos. (Buenos y malos)
Te hacen saber que para nada te gusto la sensación de caer. Entonces empiezas a observas un poco más el camino en donde vas. Ya tienes la idea de que es, tener un golpe con moretón. Entonces empiezas evitar ciertos caminos que sabes, tendrán pozos parecidos al primero.
Y finalmente, recuerdas aquella sensación de sentirte estúpido (La cual, obviamente no te gusto) y empiezas ser más inteligente a la hora de elegir tu camino.
Estos claro, serían los aspectos buenos. En la contra parte de lo bueno, siempre va a estar lo malo.
Los aspectos malos serian que, como todo lo nuevo es emocionante  (Sean cosas buenas o malas) Siempre, inconscientemente, queda la espinita de volver a sentir, aquella sensación primeriza que sentiste. Entonces vuelves a caminar por donde sabes que abra otro pozo (quizás ya no tan grande o en la peor parte, más grande que el anterior) Y te lanzas, pero como una vez ya caíste, te las ingenias para caer de modo, que no te lastimes tanto. Es decir. “Aprendes a caer”.
Ya no te moreteas, pero aunque lo quisiste evitar, te quedan raspones.
Y volvemos a lo anterior. Rasparte no te agrado del todo y vuelves a reflexionar que fue estúpido, haberte aventado aquel pozo que obviamente no inspeccionaste antes.
Caerte y lastimarte en definitiva te ayuda aprender para bien o para mal.
O te haces un paracaidista con experiencia o te conviertes en un mejor observador. Ampliamente recomiendo la segunda opción.
Tener el corazón a medias no es algo sencillo.
En muchas ocasiones, te hace sentir solo y un tanto hueco. Te hacen ya no confiar tanto en las demás personas. En otros términos, te vuelves inseguro. De ti y de los demás.
Sin embargo, estar a medias no es tan malo.
Como olvidas un poco tu anterior tú. Tienes la gran oportunidad de volver a empezar.
De volver a encontrarte y saber quién eres ahora.
Te das la oportunidad, de ir en busca de ti mismo. De perseguirte y muchas veces de rogarte a que vuelvas a ti.
Una de las grandes ventajas de suplicarte y rogarte a ti mismo, es que no es humillante. Nadie se da cuenta que andas de rogón contigo mismo (A menos de que alguien te conozca demasiado bien, se dé cuenta, lo cual no es malo).
Y cuando por fin, te das el sí. Empiezas a ver muchas cosas que antes no veías, o veías pero no observabas (No le dabas la importancia que debías darle)
El tiempo es lo de menos. Tener ese estereotipo de que debe de pasar un año para recuperarte es lo más ilógico que he escuchado. Querer estar bien depende de ti, no del tiempo. Claro que el tiempo siempre será un gran aliado para estas cosas. Sin embargo, si no te estas permitiendo sentirte bien porque para eso tienes todavía un año. Está bien, digo… No todas las personas tienen la misma fuerza de voluntad. Pero para que desperdiciar un año en tristezas, si probablemente ese año sea el último año que puedes llegar a vivir. Y no es que sea pesimista. Pero todo puede pasar, y para que arriesgarse en vivir tu último año triste, cuando pudiste haberlo aprovechado para descubrir nuevas maneras de ser feliz.
El amor no es malo, incluso cuando haya habido personas que te quisieron hacer creer eso.
No es así.
El amor es un remolino. El cual te ara volar, marearte, golpearte, sentir y ver las cosas desde otro ángulo.
Así que cuando el amor toque tu puerta, no se las cierres. Pero antes de abrir la puerta, mira por la “mirilla” no está por demás ser precavidos esta vez.
Y cuando mires, no mires. Observa. Una vez que ya hayas observado esta en tu criterio abrir o no abrir. Pero nunca, nuca dejes las puertas cerradas para siempre. Que el peor error del humano es no darse la oportunidad de sentir nuevamente.
Así que cuando el amor toque “las puertas de mi corazón”,  será bien recibido. Me percatare que no encuentre el desorden que había anterior mente y aromatizare cada rincón de él. Pues uno  cosecha lo que siembra. Esta vez, quiero que sean flores las que salgan del jardín. Y que este, se llene de ellas.

1 comentario: